Docentes, enfundad vuestras armas contra la IA
En mi anterior vida de estudiante, la elaboración de trabajos monográficos, tanto individuales como en grupo, pasó por varias etapas. En la primera, acudíamos a la biblioteca (seguro que a más de uno/a se le ha erizado la piel con esta palabra) con la esperanza de localizar entre los voluminosos volúmenes algún párrafo útil que pudiésemos copiar manualmente. Un poco después, algunos privilegiados tuvimos la suerte de contar con unos CDs etiquetados como “Encarta”.