Hace tiempo que envidio la administración digital de Estonia. Aunque, por muchos motivos, España no pueda compararse, sí es verdad que la tecnología está ahí y está infrautilizada.
Claro que una transformación digital necesita tiempo… Hasta que llega una epidemia. De repente, muchos trámites que requerían acudir a una oficina presencial, ya pueden hacerse desde casa. Los restaurantes tienen un código QR para leer su carta. El médico puede atenderte a través de una llamada telefónica y recetarte lo que necesites. Prácticamente de un día para otro. ¿Ya no es tan complicado de llevar a cabo?
Sea como sea, antes y ahora, hay que pensar en la transformación digital de nuestros centros educativos. Pensar y actuar. Además, a todos los niveles: administrativo, pedagógico y de gestión.
No se trata, en absoluto, de hacer el servicio menos humano. Al contrario, se trata de hacerlo más. Se trata de digitalizar y automatizar todas esas tareas que restan tiempo a las labores más importantes, que son las humanas.
Se trata de que el administrativo no necesite lidiar con papeles físicos (que además es muy poco ecológico), dedique el menor tiempo posible a tareas repetitivas como gestión de admisiones y matriculaciones y tenga disponibilidad para seguir optimizando procesos y dar una atención personalizada excelente a necesidades más concretas y menos comunes.
Se trata de que el profesorado dedique el menor tiempo posible a la elaboración de documentación puramente burocrática que no tenga un impacto positivo en la educación de su alumnado y más elaborando material didáctico de calidad adaptado a su grupo, menos tiempo poniendo calificaciones y más dando una retroalimentación adecuada y menos tiempo en reuniones que son un puro trámite y más coordinándose horizontalmente para llevar a cabo nuevas propuestas educativas.
Se trata de que los equipos directivos puedan hacer una gestión efectiva de sus activos, detectar necesidades más rápidamente con datos objetivos, tener un control exhaustivo de las incidencias y, de lo más importante, desarrollar un modelo de gestión del conocimiento del centro escalable y fácilmente trasladable a futuros miembros del equipo.
El reloj juega en nuestra contra. O aprovechamos la tecnología para aprovechar nuestro tiempo, o nuestro tiempo pasará.
Comienza la cuenta atrás.